miércoles, 23 de diciembre de 2009

Resaca

Mucho tiempo después de que los días pasen como nada por mis narices me
empiezo a sentir vagabunda. Sin planes para mañana. Sin pasado distinto al
presente. No hay motivos para ahogarme en depresión, ni tampoco para
desparramar felicidad por los poros. Se fue la duda, el asombro, el vértigo... se
estancaron los sentimientos y las historias. Es la nada antes de la tormenta. Ese
viento insoportable que te advierte pero te conduce a la espera vulnerable de
quien no sabe cómo enfrentar lo que viene (si es que algo viene). Lo concreto y
lo abstracto se funden en dos caras de una misma moneda...
reciclada pero aún sucia por su esencia.
Necesito llorar.
Parece como si todo lo que aprendí con el no paso del tiempo se haya
evaporado con los sueños y proyecciones. La sensación de no estar viviendo la
propia vida. No existen enemigos. No aparecen los amigos. Extraño. Eso si
siento. Te extraño.
Necesito llorarte pero poco a poco te fuiste desdibujando.
Necesito llorarte pero ya no te recuerdo.

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