jueves, 14 de julio de 2011

Desde nuestras almas

A veces me olvido de que las personas son almas. Que todo lo que me rodea es frágil y hermoso. Días como hoy, como ayer dejan cicatrices que duelen y sanan a la vez. Días como hoy, en los que después de unas horas de pesar sólo en mí me acuerdo de esas almas que vibran, son revolucionarios. También creo que contemplar esos fueguitos de las gentes que están sin estar, o sin saber, nos sostienen siendo el aire que complementa nuestro cuerpo. Esas cositas que nos hacen sentir calor en el frío crudo. En los inviernos silenciosos.
Ayer fue un día de raspones, de pequeñas heridas que todavía no sangran pero tiran, molestan. Pero a los pocos minutos de lo que ya es hoy me acuerdo de vos Juan. Y es en este momento... en esta pequeña soledad instantánea que me salvaste. Estés donde estés, ahora sí, sinceramente: Gracias. 

La resurrección es el don de la humanidad,
que consiste en seguir enseñando
una vez que tuvimos que callar. 

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