miércoles, 1 de agosto de 2012

Provenzal y prudencial

Una vez, una amiga a quién acababan de dejar plantada, me ofreció papas a la provenzal que se había comprado para calmar el despecho. Le dije que no, porque un rato después iba a encontrarme con X. 
No voy a dar más detalles. Sólo quiero decirles que: a los hombres les espanta mucho más la intuición de saber que renunciás a algo por ellos que el aliento a ajo.

No hay comentarios: